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En algunas de estas obras es habitual que cada animal esté representado por un instrumento o una melodía característica. Lo encontramos en Pedro y el lobo, de Prokofiev, y en El Carnaval de los animales, de Camille Saint-Saëns. El aprendiz de brujo, de Paul Dukas se ha popularizado entre nosotros gracias a la película Fantasía de Disney. Es la oferta que nos propone Behotsik para una tarde de confine.
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