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Al igual que en rock todos hemos querido tocar el riff de Smoke in the water, en la música clásica hay momentazos para el lucimiento de oboístas, violinistas o cellistas. Los músicos de Behotsik seleccionan algunos de esos solos como el oboe del segundo movimiento de la cuarta sinfonía de Tchaikovski o los violines del preludio de Lohengrin, la ópera de Wagner que sonaba en El gran dictador.
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