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Con todo embalado, toca hacer balance del curso. En estos meses hemos adquirido una zanfoña, un sitar, un arpa paraguaya e incluso un órgano, que ha habido que desmontar tubo a tubo para poder embalarlo. Ha sido el curso del confinamiento, donde Unai Ibáñez y Borja Mollá rindieron un homenaje al sitio de Leningrado. Pero no todos los instrumentos están guardados. Queda uno especial para Galder: la pandereta.
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